Mis primeras experiencias musicales (reales)

Bueno, pues aquí estamos de nuevo, después de un mes y pico ya era hora de contarse algo, ¿no?

Hace ya mucho que no posteo nada, y no será por cosas que contar...

Tengo de todo, sobre mi nueva vida como ''tocona'' (by mi abuelo) y como candidata a un puesto de enfermera.

De momento hablaré sobre la música.

Para empezar, decir que se han cumplido mis predicciones. Cuando empecé con esto de la música pensé: ''Tendría huevos la cosa de ejercer antes como músico, que como enfermera'', y así ha sido.

Esta semana santa he salido en todas las procesiones, y tengo que decir que la noche antes de mi primera procesión no dormí nada, estaba nerviosísisisisima, tuve que echar mano de tila y una pastillica de bromazepam pa ver si me tranquilizaba una miajilla...

Pues después de tocar la primera marcha, se acabaron los nervios, vino todo rodado, además es una procesión cortica, que para empezar no está nada mal.

Las procesiones de miércoles (con su madrid-barça, y con sus respectivos incidentes (anderos saltando, santos en peligro...), jueves y viernes también salieron muy bien, por lo menos mejor de lo que yo me esperaba, toqué más de lo que creía que iba a poder tocar; pero domingo no salimos, el cielo estaba muy feo y daban lluvia, y aunque nos juntamos todos (o la mayoría) en la puerta de la iglesia, la cofradía dijo que de allí no salía ningún santo, total, ''pa casita que llueve'' (nunca mejor dicho).

Pero antes de semana santa, ya me había estrenado como ''tocona'', esta vez en la banda infantil/juvenil (no se aclaran con el término). Fuimos a Cocentaina, un pueblo de alicante, algo alejado de la mano de Dios.

Desde aquí y en nombre de la AMM expresar nuestra queja a los organizadores del evento en lo que nos pareció de tener muy mala educación.

Primero: el plan era llegar, tocar y según ellos nos dijeron, nos iban a invitar a merendar. Pues el día antes nos llamaron, y nos dijeron que llegáramos antes porque la merienda iba a ser antes del concierto, no después. Y allí que fuimos, con el calor de la siesta. Cuando llegamos, nos dimos el trompazo. No había nada de nada.

Los ánimos de la gente decayeron un poco, pero eso no impidió que nos saliera un concierto genial. Al final, los organizadores de nuestra banda lo apañaron bien y nos invitaron a bocadillos con su correspondiente botellín de agua. Chapó por ellos.

Segundo: los valencianos hablan valenciano, pero nosotros no. No entendíamos casi nada de lo que nos decían. Los discursos y presentaciones del concierto no ''desconcertaron''. Incluso el director no se enteró ni de cuando lo presentaron, alguien le tuvo que decir ''sal ya'', no nos enterábamos de nada.

Por lo menos tuvieron el detalle de regalarnos unos caramelos... ¬¬'

Bueno, a pesar de todos los contratiempos, estoy contenta con los resultados obtenidos.