lunes, 15 de junio de 2009

En un pueblo de cuyo nombre no quiero ni acordarme...

Maldita la hora en la que se me ocurrió ir.

Yo ya había ido, y no me acordaba que la ultima vez ya no quise volver. Pero tal vez porque las circunstancias de mi vida eran totalmente diferentes desde aquella vez y el consentimiento de mi novio, además de la ilusión de llevar a mi amiga y que ella viera a quien yo creía que quería ver, pues fuimos.


En fin, aquello poco a poco, de tan tranquilo que estaba empezó a tornarse peor que Sodoma y Gomorra.

Vi a mi amiga hacer cosas que en la vida creía que pudiera hacer. No se, a lo mejor es que soy chapada a la antigua o que eso es lo que se considera normal.

La otra que nos acompañaba, prima de mi amiga tampoco se quedaba ni mucho menos atrás.

A lo mejor eso es lo normal y yo soy la anormal.

Pero que queréis que os diga, si eso es lo que hace la gente normal, prefiero ser una anormal.

Mi conciencia tranquila es una de las mejores cosas que puedo tener.

Decepcionada... pues si...

Decepción por ver como mi amiga hacía tales cosas, que ahora vistas en frío lo ves de otra manera, pero aquello es que os juro que era muy fuerte. Y no solo yo lo pude apreciar yo. Mi novio también veía lo mismo que yo y los dos nos vinimos asustadicos (gracias a tu sentido de la orientacion, antoñico, porque aquellos dos garrulos, no parecían de allí del pueblo y si lo eran no es que estuvieran muy decididos a ayudarnos a encontrar el coche).

Aquella hora metidos en el coche al llegar a MI PUEBLO, aquella hora llena de reflexiones, confesiones y emociones, no la olvidaré nunca.

Ahora estoy en un mar de dudas.

¿Hablo con mi amiga o no?

Mi conciencia de amiga me dice que debo hacerlo, decirle que aquello no está bien, que si sigue así puede destrozarse la vida. Que el hecho de salir de tu pueblo no quiere decir que puedas perder la cabeza, y que no puedes hacer lo que quieras y luego echarle las culpas al alcohol, porque, borracha no ibas...

O puedo no hacerlo, porque en realidad yo no soy nadie para decirle lo que tiene que hacer con su vida. Que yo no puedo renegarle, que no soy su madre.

Pues chica, quizá no sea tu madre, pero te quiero y quiero lo mejor para tí. Y creo que ese no es el mejor camino para tí.

A lo mejor estoy exagerando, pero, amiga, yo creía que tu querías ir a ese lugar por otras razones.

4 comentarios:

  1. Bueno, lo del consentimiento lo digo más bien porque era él quien conducía, porque si no, no piso tal pueblo.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. y de tal hazaña de mi vida solo me alegro de haber ido porque vi a mi amiga Espe ^^

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  4. Ya sabes mi opinión, que deerías de hablar con ella tranquilamente un día de estos. No reprochar, solo darle tu punto de vista.
    Me encantó ese momento hablando contigo. Te quiero.

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